domingo, 5 de octubre de 2008

6


Deseo de acariciar el tiempo,
Perversión de sentir el sabor de tierra salina
Y el aleteo del corazón perdido
En complicado juego de ajedrez.
Espacio que inunda
El mundo absurdo del placer desconocido…
¡El placer! ¡El placer!
Sabor de hombre y de mujer.

Brillante sangre eleva la columna
Y provoca corrientes de vida
Sobre la imagen del volcán con sueño
Nocturno Balanceo.

Mirándote, mirándome,
Siendo brillo de estrella
Y palabras aladas
Que vuelan a lo más hondo
De los placeres dolorosos del cuerpo
De ritmo definido,
Entre sábanas blancas
De rosas amarillas.

¡Ah, el cuerpo! ¡El cuerpo!
¡Ojala careciéramos de él!
Cabeza, cuello,
Brazos, pecho,
Espalda, vientre,
Caderas, rodillas,
Piernas, pies…todo.

Dedos dibujan el contorno,
Fuego impetuoso que avanza a través del vientre,
Venablo que atraviesa el hielo
En ausencia de palabras amorosas,
Goce de nostalgia
Que se pierde en el vuelo
Sacudido por el fascinante juego del amor
En balanceo frenético de caderas.



Montes y colinas,
Manos…
Cielo y tierra
Caricias…
Figuras que se aprietan tan fuerte
Que la voz de una se hace gemela de la otra,
Mezcla de besos y suspiros de gozo,
Éxtasis.

Mirándonos
Haremos un pacto,
Cara a cara,
Cuerpo a cuerpo,
De frente,
Desnudos al sueño,
Sin poesía,
Sin inercia,
Retorciéndonos
Como hojas secas
En tierra estéril del Horizonte.




¡Ah, cuerpo! ¡El cuerpo!
Prisión del alma,
Fuente de placeres
¡Ojala careciéramos de ti!

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