domingo, 19 de octubre de 2008

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David es de esas personas que parecen archivos de datos, pues conoce a la perfección la identidad de todos los desconocidos, la longitud y diámetro de sus penes, y exactamente todo lo que les gusta hacer en la cama. El sabe perfectamente que los mejores relatos homosexuales se escriben en el seminario y en el ejército y conocía al dedillo todas las historias de amor y como Sherezade puedes estar horas platicando con él sin sentir el tiempo.
Él es de lo que piensan que las heridas del corazón pueden curarse con un cubo de hielo impregnado en Absolut y en bailar como única medicina para olvidar los altercados personales.
El júbilo debe ser permanente y la frugalidad la principal arma contra el stress y la depresión. No hay nada como el Channel, el Versace o el Calvin Klein para el resplandecer ante las multitudes y abrigar los sentimientos. De tal manera que una sonrisa, una sacudida de hombros y el concepto absurdo de que la vida enteramente heterosexual no existe sobre bases sólidas y fundamentadas, son su principal filosofía. ¡Si la gente comprendiera esto de verdad que no se necesitaría de tantas terapias y pláticas de autoestima!
Es como dice la canción de elefante: “Sólo es un tripulante de una nube, aventurero”….
Y en esa nube generalmente siempre habitan muchos querubines, ángeles y demonios. Él solo es un alebrije para salir de la monotonía y romper el esquema.

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